sábado, 10 de diciembre de 2016

Victoria en Standing Rock, por ahora


Democracy Now!

La construcción del oleoducto Dakota Access se ha detenido, al menos por ahora. El domingo, la nación sioux de Standing Rock junto con sus miles de aliados indígenas y no indígenas, obtuvieron una victoria tan extraordinaria como inesperada. El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos anunció que había denegado el permiso para que la empresa responsable del oleoducto, Energy Transfer Partners, perforara por debajo del río Missouri y que se implementaría un estudio de impacto ambiental integral. La organización de base, las acciones directas pacíficas y el liderazgo de los pueblos indígenas en la primera línea de la lucha lograron detener el proyecto de casi 2.000 kilómetros de longitud, valuado en 3.800 millones de dólares.

Sin embargo, mientras los protectores del agua festejaban en los campamentos congelados, surgió una pregunta: ¿Qué va a pasar cuando Donald Trump asuma la presidencia en solo seis semanas?

El jefe de la tribu sioux de Standing Rock, Dave Archambault II, dijo a Democracy Now! unas horas después de conocer la noticia: “Finalmente, por primera vez en siglos de historia, alguien nos está escuchando. Hace casi dos años que estamos hablando del tema con el Cuerpo de Ingenieros, y les hemos dicho que teníamos problemas con este oleoducto porque no solo amenaza nuestra agua, también amenaza nuestro patrimonio, nuestra cultura y nuestro medio ambiente”.

Un frío glacial ha descendido sobre la región, complicando aún más la vida en los campamentos de resistencia. Durante el fin de semana largo del Día de Acción de Gracias, el sheriff del condado de Morton, Kyle Kirchmeier, con el apoyo de un grupo multijurisdiccional de la policía paramilitar y la Guardia Nacional, lanzó un operativo contra los manifestantes que incluyó un arsenal de gas pimienta, granadas de contusión, gas lacrimógeno, balas de goma y, en medio de ese frío helado, cañones de agua.

El gobernador republicano saliente de Dakota del Norte, Jack Dalrymple, el sheriff Kirchmeier y el director ejecutivo de Energy Transfer Partners, Kelcy Warren, comparten la responsabilidad por los meses de violencia desenfrenada del personal policial y de la compañía de seguridad privada en la represión a quienes se resisten al oleoducto. Una semana antes de que el permiso de perforación fuera denegado, Dalrymple declaró un estado de emergencia y dijo: “Las condiciones invernales pueden poner en peligro la vida humana”. En respuesta, la tribu sioux de Standing Rock escribió: “El gobernador de Dakota del Norte y el sheriff del condado de Morton son relativamente recién llegados [aquí]. Es comprensible que se preocupen por el intenso frío invernal”. Una semana después, el ex vicepresidente Al Gore opinó que el uso de cañones de agua con este frío era “inhumano” y calificó al oleoducto en cuestión como “una atrocidad”.

Mientras Dalrymple amenazaba con desalojar por la fuerza a los miles de protectores del agua pacíficos, otro tipo de tropas se agrupaban en su defensa. Veteranos de guerra del ejército estadounidense respondieron a un llamado de los ancianos tribales para que fueran a defender el campamento. El grupo “Veterans Stand for Standing Rock” viajó a los campamentos para formar un escudo humano alrededor de los protectores. Más de 2.000 veteranos hicieron el viaje bajo el liderazgo del veterano Wes Clark junior. Si su nombre les suena, es posible que conozcan a su padre: Wesley Clark padre, el general retirado de cuatro estrellas que se desempeñó como Comandante Supremo de la OTAN en Europa y más adelante se postuló a presidente por el Partido Demócrata.

Tras el anuncio de que no se iba a aprobar el permiso para perforar bajo el río Missouri, Wes Clark junior habló en una ceremonia en Standing Rock: “Vinimos. Peleamos contra ustedes. Tomamos sus tierras. Firmamos tratados que rompimos. Robamos minerales de las colinas sagradas. Tallamos las caras de nuestros presidentes en su montaña sagrada. Y tomamos todavía más tierras. Luego tomamos a sus hijos. Luego tratamos de tomar su idioma. Tratamos de eliminar el idioma que Dios les dio y que el Creador les dio. No los respetamos. Contaminamos sus tierras. Los hemos lastimado de varias maneras. Y hemos venido para decir que lo sentimos, que estamos a su servicio, y suplicamos su perdón”.

El jefe tribal de Standing Rock, David Archambault, nos dijo: “El oleoducto no seguirá adelante. Quienes están acampando allí podrán ahora disfrutar del invierno en sus hogares con sus familias”. Pero muchas de las personas del campamento siguen escépticas, como el veterano estadounidense Remy, miembro de la nación navajo, que está en Standing Rock hace casi seis meses: “Hasta que el proyecto no haya sido desestimado no pensamos irnos a ninguna parte”.

Donald Trump respalda el oleoducto y es muy posible que intente sabotear la decisión tomada por el gobierno de Barack Obama de negar el permiso de perforación. Según las declaraciones de información financiera, Trump tuvo entre 500.000 y un millón de dólares invertidos en el oleoducto, aunque un portavoz de Trump afirma que ya ha vendido sus acciones. Trump ha nombrado al fiscal general de Oklahoma, Scott Pruitt, para dirigir la Agencia de Protección Ambiental. El congresista Keith Ellison dijo que el nominado “niega la existencia del cambio climático y está comprometido con las empresas de combustibles fósiles”. Además, Ellison, que es codirector del bloque progresista del Congreso, afirmó: “Scott Pruitt procura revertir las protecciones ambientales y salir en apoyo de las empresas multimillonarias de petróleo y gas”.

El pasado mes de septiembre, Olowan Martinez, protectora del agua lakota, se encadenó a una máquina excavadora utilizada para la construcción del oleoducto. Fue arrestada y pasó una semana en la cárcel. Cuando le preguntamos cuánto tiempo planeaba quedarse en los campamentos, nos dijo: “Hasta que sepamos con certeza que esta serpiente negra ha muerto”.

El frío, la violencia policial y las promesas del gobierno no lograrán disuadir a este grupo de protectores del agua y de la tierra. 

Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.


Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

Fuente: https://www.democracynow.org/es/2016/12/9/victoria_en_standing_rock_por_ahora

lunes, 21 de noviembre de 2016

La desestabilización de Gobiernos progresistas en América Latina. Impactos en la sociedad y en la academia.



Local: Universidad de El Salvador, Auditorio de Química y Farmacia
Fecha: miércoles 30 de noviembre de 2016
Hora: 05:00 pm – 07:00 pm
Organizan:

- Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de El Salvador
- Facultad de Medicina, Universidad de El Salvador
- Universidad Internacional para la Salud de los Pueblos

Apertura
- Lic. Luis Argueta Antillón. Rector, Universidad de El Salvador.
Panelistas

- Dr. Oscar Feo, Venezuela. Docente e investigador de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Carabobo Venezuela. Constitucionalista. Integrante activo de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social. Gestor de la formación en Medicina General Integral en Venezuela. Asesor del Ministerio del Poder Popular para la Salud, Venezuela.

- Dr. Mario Rovere, Argentina. Docente e investigador en la Universidad de Rosario Argentina y Universidad Central de Buenos Aires. Coordinador General de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES). Viceministro de Salud durante la administración de Cristina Fernández de Kirchner y exvicerector de la Universidad de la Matanza, Buenos Aires.

- Dr. Jaime Breilh, Ecuador Doctor en epidemiologia, docente e investigador en epidemiologia critica. Rector Sede Ecuador de la Universidad Andina Simón Bolívar.

- Diputada Lorena Peña, El Salvador, Diputada Grupo Parlamentario FMLN. Presidenta de la Federación Democrática Internacional de Mujeres FDIM. Ex presidenta de la Asamblea Legislativa de El Salvador.

Moderador:
- Lic. Pablo Benítez, El Salvador Investigador social, Universidad de El Salvador. Secretaria de Comunicaciones de la Presidencia de la República de El Salvador.

miércoles, 12 de octubre de 2016

El mal llamado " Día de la raza"

“Día de la raza”: 524 años de exterminio, discriminación y resistencia.

Herman Schiller

El 12 de octubre de 1492, cuando los europeos llegaron a estas playas para “descubrir” y expoliar aquello que denominaban frívolamente “nuevas tierras”, lo que se inició en realidad fue una política sistemática de exterminio de las civilizaciones que estaban en estas latitudes desde siempre. Con lenguaje actual diríamos que lo que comenzó en esa fecha trágica y emblemática fue un gigantesco operativo de terrorismo de Estado. Cuyo punto de partida se dio con los pueblos originarios del siglo XV, siguió con los afrodescendientes norteamericanos explotados y reducidos furiosamente a la servidumbre, y continúa en nuestros días con las preciosas vidas suprimidas por el gatillo fácil y la tortura en el conurbano bonaerense, o con los secuestros y desapariciones de estudiantes en Ayotzinapa, estado de Guerrero, México, o con la criminalización de las organizaciones sociales de Honduras y buena parte de los demás países de América latina y el Caribe, o con los prolongados encarcelamientos de mapuches en Chile o con la persecución y el asesinato de los qom, pilagá, wichí, guaraníes y otras naciones del norte argentino que reclaman legítimamente contra el saqueo de lo que es suyo.
Y, como siempre, las víctimas de este suelo fueron convertidas en victimarios y denominadas “salvajes”, abriendo la eterna historia que se viene desarrollando desde el poder para blanquear a los genocidas.

América

“América” es el nombre que los asesinos conquistadores le colocaron al continente. Pero el líder aymara Constantino Lima Chávez, más conocido como Takir Mamani (1933) impuso el nombre de Abya-Yala, difundido antes que nadie por el pueblo kuna de Panamá.
El nombre, que significa “tierra en plena madurez” o “tierra de sangre vital”, ya es utilizado por los indígenas en sus documentos y declaraciones juradas, porque colocar nombres foráneos a nuestras villas, ciudades y continentes es equivalente a someter nuestra identidad a la voluntad de nuestros invasores y sus herederos.
Takir, que es el nombre de guerra empleado en sus luchas y acciones políticas, fue perseguido y enviado al exilio por la dictadura de Hugo Banzer (1971-78). A su retorno a Bolivia fundó el movimiento Tupaj Katari en 1978.
Las cifras difieren según la fuente, pero el exterminio costó la vida de no menos de setenta millones de seres humanos. Civilizaciones enteras, que habían desarrollado su cultura durante siglos y sus formas de apreciar la naturaleza y la relación humana, fueron destruidas.
El imperio de los incas, para citar simplemente un caso emblemático. El imperio de los incas, que el francés Louis Baudin (1887-1964) denominó “El imperio socialista de los incas”, en su libro publicado en 1940, fue avasallado por la voracidad de los colonialistas, insaciables de riquezas e insaciables de sangre indígena.

Exterminio

A fines del siglo XV, según lo planteó el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro (Montes Claros, Minas Girais, 26 de octubre de 1922 - Brasilia, 17 de febrero de 1997), en el momento en que los conquistadores europeos arribaban a estas playas, existían en el continente aproximadamente setenta millones de indígenas.
Un siglo después, de acuerdo a la misma fuente, solo quedaban unos tres millones y medio, es decir hombres y mujeres que, después de haber sufrido la autodenominada “conquista de América”, quedaron en la indigencia, ya que no pudieron usar ni gozar de las tierras que ellos habían ocupado desde siglos.
El exterminio de la población lugareña fue casi total, “tanto en las condiciones infrahumanas en las que fueron tratados los aborígenes -según documentó el propio Ribeiro- como por el suicidio en masa que existió en muchas comunidades cuando visualizaban que la miseria y la esclavitud era su único destino”.
Nuestros padres, abuelos o bisabuelos vinieron a estas latitudes huyendo de la pobreza o de la persecución. No sabían que venían a asentarse en un lugar que antes habían pertenecido a los kollas, a los aztecas, a los pilagá, a los guaraníes, a los wichí, a los qom, a los mapuches, a los tehuelches, a los totonacas, a los huarpes, a los matacos, a los diaguitas, a los calchaquíes, a los sioux, a los mayas y a tantos otros pueblos exterminados o alejados de su tierra natal.
Tampoco hay mucha conciencia en los hijos, nietos o bisnietos de los inmigrantes europeos sobre la injusticia cometida. Los regímenes explotadores siempre se las han arreglado para enfrentar a pobres contra pobres. De todos modos no puedo dejar de admitir que, al escribir este trabajo, me embarga un sentimiento dual, quizás esquizofrénico, porque esta nota, sin duda, está destinada a reivindicar a los pueblos originarios. Pero, por el otro lado, no me siento tan bien, porque pienso que a lo mejor este escrito pueda formar parte de la mala conciencia de los blancos por los crímenes cometidos por los indígenas.
De todos modos estoy aquí y tengan la más absoluta seguridad de que el autor de estas líneas, hijos de inmigrantes que llegaron acá escapándole al genocidio de ultramar, está un millón de veces más cerca de los hermanos indígenas que de los blancos explotadores y asesinos que han cometido tantos crímenes en nombre de sus pautas culturales que ellos consideraban superiores.

Educación y cultura

La educación escolar que exalta los exterminios y la cultura de los blancos, especialmente el cine de Hollywood, hicieron estragos.
Los “indios”, en esa percepción maniquea, falsificada, eran los malos e incultos; y los blancos, muchas veces personificados por John Wayne, eran los sacrificados idealistas que venían a difundir aquí sus formas específicas de vidas.
Eso dice la cultura oficial. Eso dicen los historiadores del sistema. Eso dicen los educadores oficialistas. Eso dice el cine. Eso dice la televisión.
Pero nosotros sabemos muy bien quiénes fueron los verdaderos asesinos. Y quiénes los que cometiron los crímenes más aberrantes.
Quiero detenerme especialmente en un episodio relativamente reciente, pero que es el símbolo de todos los genocidios, de antes y de ahora.
Me estoy refiriendo a lo que la historiografía oficial argentina conoce como “conquista del desierto” y que tuvo como jefe visible al general Julio A. Roca. En julio de 1878, al hacerse cargo del Ministerio de Guerra y Marina, Roca puso en marcha su plan de exterminio.
Roca estaba dispuesto a terminar con la población indígena del sur (“los infieles”, como los denominaban, en esa época), para afirmar lo que él llamó “la soberanía nacional”.
En ese mismo mes, en julio del 78, cada comandante de frontera recibió la orden de invadir las tierras de los indígenas.
Y Roca usó una palabra que, medio siglo después, utilizarían los nazis: hay que emprender rápidamente una “campaña de limpieza”. La higiénica orden tenía como objetivo avanzar con prontitud hasta la línea del Río Negro y, en lo posible, no dejar a nadie con vida.
En una carta que, en esos días, Roca le mandó a Adolfo Alsina, su antecesor en el cargo, hablaba del “éxito de la campaña” y se vanagloriaba de que lo que él denominaba “fuerzas nacionales” pudieron “eliminar al grueso de los contingentes indios y a sus principales caciques”.
Roca personalmente comandó la matanza. Fueron asesinados miles de indígenas, entre ellos ancianos, mujeres y niños. Y el objetivo que perseguían lo lograron con creces, incorporando al “dominio soberano y efectivo de la Nación” una superficie territorial de 15.000 leguas, contenida entre la antigua y nueva frontera que, en ese momento, alcanzaba la margen septentrional de los ríos Negro y Neuquén.
Roca, sin embargo, no quedó satisfecho con este primer avance y cuando asumió la presidencia de la República en 1880, emprendió nuevas operaciones de exterminio. El objetivo, nuevamente, era “limpiar la región”. Y para eso facultó a su Ministro de Guerra, general Benjamín Victorica, a seguir matando indígenas sin miramientos. La etapa final de la cacería se desarrolló en el corazón de la Patagonia. La heroica resistencia indígena no fue suficiente y la desproporción de fuerzas y de organización militar coadyuvaron en el resultado final.
En 1883, cinco años después de que Roca iniciara su sangriento periplo, todavía vagaban por ese territorio algunas tribus rebeldes reunidas bajo el mando del cacique Sayhueque. Para acabar definitivamente con ellos, el gobernador de la Patagonia y su guarnición, general Lorenzo Wintter, emprendió otra campaña de aniquilamiento que se desarrolló entre 1883 y comienzos de 1885.
En esta última campaña dieron muerte a unos 3.700 indígenas combatientes y a un número muy alto y no determinado de integrantes de las tribus. El general Wintter (1842-1915, de origen alemán), en su informe al general Roca, anunció: "Me es altamente satisfactorio y cábeme el honor de manifestar al Superior Gobierno y al país, que ha desaparecido para siempre en el Sud de la República toda limitación fronteriza contra el salvaje”.
El régimen expoliador estaba eufórico por la sangre derramada. Y se refregaron las manos los terratenientes que incorporaron a sus posesiones aquellos suelos arrancados a los indígenas.
(Nuestro querido Osvaldo Bayer estudió in extenso de qué modos esos despojos originaron la Sociedad Rural encabezada por la familia Martínez de Hoz).

Genocidas de Roca a Videla

Roca y los suyos respiraron tranquilos. La oligarquía comenzó a hacer grandes negocios, catapultando a la Argentina ganadera y agroexportadora. Y entonces fue cuando decidieron abrir la inmigración, suponiendo que los pobres de Europa iban a convertirse aquí en una mano de obra mucho más dócil que la de los indios y gauchos indómitos.
Pero se equivocaron, porque aquellos inmigrantes europeos, que traían las ideas revolucionarias de sus países de origen, se inclinaron también por la desobediencia y la búsqueda de justicia.
Entonces empezaron otras luchas y otras confrontaciones, la del proletariado anarquista y socialista, que generó otros instrumentos represivos como la Ley de Residencia, que en 1902 impulsó el presidente Roca bajo inspiración del novelista y senador Miguel Cané (1851-1915).
Cien años después, en 1978, otra dictadura genocida, la del general Jorge Rafael Videla, resolvió celebrar el centenario de aquella matanza que volvió a ser denominada como “Campaña del desierto”•
Videla celebrando a Roca es un poco el símbolo de la unidad de los genocidas de distintas épocas en una Argentina que, parafraseando al escritor peruano Ciro Alegría (1909-1967), siempre “fue ancha y ajena”.
Boleslao Lewin (Lodz, Polonia, 1909 - Buenos Aires, 1988), escritor e investigador judío que se radicó en la Argentina huyendo de los pogromos de su tierra natal, rápidamente se identificó con la tragedia indígena y, a principios de la década del 40 (cuando sus familiares y compañeros eran exterminados por los nazis en Europa), publicó aquí su monumental biografía de Túpac Amaru, en la que documentó de qué modo el imperio socialista de los incas fue avasallado por la criminalidad de los godos, ávidos de riquezas y de sangre india.
Por eso levantamos las banderas de los dos rebeldes que se llamaron Túpac Amaru, el del siglo XVI, que fuera asesinado en la Plaza del Cuzco por las huestes del virrey Toledo. Y el del siglo XVIII, que nació con el nombre de José Gabriel Condorcanquui y que, después de liderar uno de los levantamientos más sublimes de la historia de la humanidad, fue asesinado también en El Cuzco junto a su fanilia. Las banderas revolucionarias de Túpac Amaru son las nuestras.

Recuerdo

Hoy, en este feriado largo con que el sistema racista celebra el 12 de octubre, nosotros recordamos los 524 años de genocidio y discriminación que sufrieron los indígenas de estas tierras.
Sus luchas actuales, por la memoria de lo que pasó y por las humillaciones y exterminios que siguen sufriendo hoy, son también de los luchadores actuales que están enfrentando el terrorismo neoliberal macrista.
Hermanos aborígenes. Hermanos de los pueblos originarios. Este hermano, este hijo de inmigrantes judíos que escaparon aquí por otros exterminios, los saluda.
Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/Dia-de-la-raza-524-anos-de-exterminio-discriminacion-y-resistencia

jueves, 22 de septiembre de 2016

EDITORIAL UCA : No más privilegios para los funcionarios públicos

La promesa de darles a los funcionarios de la Asamblea Legislativa y de la Corte Suprema de Justicia un seguro médico privado, uniéndose así a la práctica de algunos entes públicos, principalmente las autónomas, es un atentando contra el sistema de salud y un asalto a los contribuyentes. Los empleados públicos ya tienen acceso a servicios de salud a través del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS); por tanto, ofrecerles un seguro privado no solo es un gasto innecesario, sino que supone otorgar privilegios especiales y fomentar así la desigualdad.

El ISSS se creó con dos fines: atender la salud de los trabajadores salvadoreños y asegurarles una pensión digna al finalizar su etapa laboral. Este segundo objetivo se desbarató con la privatización del sistema de pensiones, por lo que actualmente la tarea principal del Instituto es brindar servicios de salud tanto a empleados como a empleadores. Sin embargo, como es de sobra conocido, la calidad de la atención es muy deficiente. Algo a lo que contribuyen variedad de factores, pero uno en especial: la falta de interés del Consejo Directivo (integrado por representantes del Gobierno, los trabajadores y la patronal) en el buen funcionamiento de la institución que dirige. Sin duda, ninguno de los miembros del Consejo utiliza los servicios del ISSS porque se pueden permitir el lujo de la atención médica privada.

También tienen responsabilidad en el problema los usuarios que creen que el servicio es gratuito y que no exigen sus derechos ni reclaman por la mala atención, así como el sindicato de los trabajadores del ISSS, que se ha preocupado más por su bienestar y por obtener mejores prestaciones que por el derecho de todos los trabajadores a un sistema de salud funcional y de la más alta calidad. No se trata de que el Instituto no tenga los recursos necesarios para ello, pues entre patrono y empleado se cotiza mensualmente el 10.5% del salario de cada trabajador, que se traduce entre un mínimo de 22 dólares y un máximo de 105 dólares mensuales. Teniendo en cuenta la atención que se recibe, la cotización es alta. Una buena administración podría garantizar con estos fondos un servicio de mucha mejor calidad que el actual.

Las deficiencias del ISSS no deben ni pueden servir de excusa para que el Estado les dé a los empleados públicos de algunas instituciones estatales un seguro privado de salud. Ello supone renunciar a su responsabilidad con el Seguro Social y con los salvadoreños que cotizan al mismo. El privilegio de un seguro médico privado se otorga con dinero que es de todos y cuando muchos de los contribuyentes no pueden permitirse este lujo; un dinero que debería utilizarse en atender necesidades mayores para toda la población. Si los funcionarios públicos de dos entes tan importantes como la Corte Suprema de Justicia y la Asamblea Legislativa no confían en el ISSS y se les otorga un seguro médico privado, no hay ninguna esperanza en que la atención en el Seguro mejore algún día.

Lo que deberían exigir los empleados de estos dos órganos del Estado es el buen funcionamiento del Seguro Social y del sistema nacional de salud pública. Con ello demostrarían un mínimo de solidaridad con todos los trabajadores del país. Pero al pedir un seguro privado están contribuyendo al deterioro del sistema nacional de salud, pues además de restar recursos al mismo, están desentendiéndose de su funcionamiento. Al tener un seguro privado, no utilizarán los servicios del ISSS y, por tanto, les dará igual cómo funcione, qué tipo de atención provea. Algunos cálculos preliminares indican que otorgar el seguro privado supondrá un gasto adicional de unos 12 millones de dólares. Con ese dinero se podrían implementar, por citar un ejemplo, centros de salud mental, tan necesarios en un país como el nuestro, con tan altos índices de violencia. El Estado debe abandonar su tendencia a estratificar a los ciudadanos con base en la concesión de privilegios y prebendas. Otorgar un seguro médico privado es solo un elemento más de esa nociva dinámica.

Fuente: http://www.uca.edu.sv/noticias/texto-4405


martes, 20 de septiembre de 2016

NAYIB BUKELE: La trampa de ARENA ...

Este artículo no es sobre las elecciones internas de ARENA, a pesar de lo que la mayoría podría pensar por la coyuntura. Este es un artículo sobre algo mucho más importante: la realidad que vive nuestro país y la amenaza de una oposición nefasta, que parece tener al Gobierno justo donde lo quiere.
No es casualidad que al mismo tiempo, nuestros maestros, médicos y policías estén realizando protestas e incluso advirtiendo paros de labores. No es  casualidad que 262 alcaldías del país aun no han recibido los fondos FODES (indispensables para las alcaldías pequeñas) durante 2 meses. No es casualidad que, al mismo tiempo, el Gobierno esté pensando reducir subsidios a los sectores medios. No es casualidad y tampoco es un Golpe de Estado, es una crisis en el flujo de caja. Así de obvio, así de sencillo. Que podría convertirse en crisis fiscal, de no tomar acciones a  inmediato plazo.
Pero lo más preocupante no es el problema del flujo de caja (que se solucionaría combatiendo la corrupción y a los evasores). Lo que más preocupa son las reacciones del Gobierno a las acciones de ARENA. Si ARENA hace “A”, el Gobierno responde con “B”; ARENA hace “C”, el Gobierno responde con “D”. Parecería que ARENA tiene tan medido al Gobierno, que este baila al son que ARENA toque. Receta para el desastre (tomando en cuenta que a ARENA no le interesa el bienestar del país, sino recuperar el poder).
El problema se complica porque estamos llegando a un punto de inflexión, en donde si no  corregimos el rumbo ya, será muy tarde tratar de corregirlo después.
 Es obvio que ARENA ha decidido no dar sus votos para financiar proyectos de beneficio para el país. Así lo han demostrado y ellos mismos lo han confirmado con sus declaraciones (utilizando otra retórica  por supuesto). Seguir insistiendo en este punto a más de 2 años de Gobierno y a meses de iniciar un año preelectoral rayaría en la ingenuidad.
Sin los votos de ARENA tampoco habrá prestamos para solucionar el déficit fiscal, mucho menos para financiar proyectos sociales (en los que ARENA además no cree).
Al Gobierno, entonces, solo le quedan 5 maniobras, las cuales debería empezar inmediatamente, si quiere sobrevivir y empezar a bailar con su propio son:
1.Auto combatir la corrupción: Seguir defendiendo corruptos,  no va a solucionar el problema de nadie; a la larga, ni el del mismo corrupto. Destituirlos podría generar un poco de ruido mediático en el momento, pero a la larga será mejor para todos. Además, el Gobierno puede acompañar las destituciones con un discurso de “estamos limpiando la casa”. Estoy seguro que nadie lo vería mal, al contrario, sería un cambio de dirección en el buen sentido y la gente sabría verlo como tal.
 2.Llenar las arcas del Estado con recaudación fiscal valiente: Esto en ningún momento implica nuevos e innecesarios impuestos. Con $1.5 mil millones de dólares de evasión y elusión fiscal cada año; esta medida, por si sola, cubriría el agujero fiscal completo y financiaría nuevos programas sociales e inversiones en salud y educación, tan urgentes para  sacar a nuestra gente de la pobreza.
3.Fomentar la inversión nacional y extranjera: Al ser valientes, eliminar la corrupción y demostrar firmeza en que se cumpla la ley, sin nuevos impuestos y unido a  un mensaje claro de certeza a los inversionistas y de que el Gobierno cumple con su palabra. El Salvador podría aspirar a crecer un 1% más cada año. Para el 2019, estaríamos en 6% anual, un boom económico (que traería además un fuerte crecimiento del empleo). Lo que haría innecesarias futuras reformas fiscales, a menos que sean para beneficio del pueblo, como la reducción a 0% de IVA a la canasta básica o la eliminación de impuestos que golpean a las grandes mayorías, como el de la telefonía.
4.El Gobierno debe cumplir sus compromisos: El escalafón de los maestros y del personal de salud, los bonos a los policías, etc. deben cumplirse en los tiempos y montos estipulados. No solo por justicia y por que se debe predicar con el ejemplo y hacer lo correcto, sino porque tanto nuestros maestros, como nuestros médicos, como nuestros policías, son pilares fundamentales de la real gobernabilidad; que no la dan 43 diputados en la Asamblea, sino la gente, percibiendo que el Gobierno realmente está haciendo su función: Gobernar.
5.Reactivar las fuerzas productivas del país: 400,000 manzanas ociosas, todo el sector pesquero deprimido, industria nacional casi inexistente (a excepción de las maquilas) y los sectores de producción específica, como los salineros, los camaroneros, la producción de productos tecnológicos con valor agregado y la creación de  nuestra propia tecnología, igual. Detener la fuga de cerebros y la reactivación de activos en desuso o en sub uso (como el Puerto de Cutuco, el Ferry o el ferrocarril) le darían un impulso aun mayor a la economía. Y le daría, además, un crecimiento sostenible en el tiempo y decenas de miles de nuevos empleos.
Ejecutando estas medidas, el Gobierno podría responder de una manera diferente a la que ARENA espera y  sobre todo con beneficio directo y sensible a la población.
De lo contrario, de seguir respondiendo exactamente como ARENA espera, de seguir pidiéndoles de rodillas que den los votos para préstamos para cubrir el agujero fiscal o para proyectos de desarrollo para el país, de  continuar poniendo nuevos impuestos y quitando subsidios; parecería que  el Gobierno habría decidido continuar bailando al son de la oposición. Receta para el desastre.
Espero no sea así y el Gobierno aplique las 5 medidas que están propuestas en este pequeño artículo (o algún matiz de ellas). De lo contrario, y luego de algunos meses, ya será muy tarde para corregir.
Fuente: http://www.contrapunto.com.sv/opinion/tribuna/la-trampa-de-arena/1568

sábado, 10 de septiembre de 2016

11 DE SEPTIEMBRE GOLPE DE ESTADO AL GOBIERNO CONSTITUCIONAL DE SALVADOR ALLENDE 1973-2016


domingo, 11 de septiembre de 2016


Intervención de la CIA en Chile, 1964-1973. Una hoz y un martillo estampados en la frente de tu hijo.



















Se trata de una fotografía histórica de gran valor, realizada por el fotógrafo de la RDA (DDR) Thomas Billhardt. Chile, 1970. Marcha triunfal de Salvador Allende por las calles de Santiago de Chile después de ser elegido presidente, Uno de los mandos militares que lo escoltan (izda. de la imagen) será su asesino luego: el general golpista Augusto Pinochet. Billhardt califica esta fotografía suya como "una de las más estremecedoras" que sacó en su vida, repleta además de "simbolismo", aunque en su momento no le dio importancia que luego tendría. Sobre el autor y la foto, puedes ver un vídeo de 3' pulsando en este link.


"la CIA montó una campaña de propaganda anticomunista masiva (...). Fue una 'campaña de miedo', que se basaba sobre todo en las imágenes de tanques soviéticos y pelotones de fusilamiento cubanos e iba dirigida en especial a las mujeres."
(En  William Blum: "Chile, 1964-1973. Una hoz y un martillo estampados en Ia frente de tu hijo", cap. 34 de Asesinando la Esperanza)

"De cuando en cuando, la democracia debe bañarse en sangre
 para que pueda seguir siendo democracia"
(Augusto Pinochet, 24 de septiembre de 1973. Citado en Chile, la herida abierta, de Mario Amorós)


Hoy 11 de septiembre es el aniversario del golpe de estado de Pinochet, promovido por la CIA, contra el gobierno constitucional de Salvador Allende (11 de septiembre de 1973).
Por este motivo aprovechamos para actualizar un capítulo íntegro del libro de William Blum, Killing Hope (Asesinando la Esperanza), a partir de la edición y traducción al castellano que hizo la editorial Oriente de Cuba. Se trata del capítulo 34, que está dedicado precisamente a Chile y a la intervención de EE.UU. y de la CIA entre 1964 y 1973 en este país andino. Este capítulo lo habíamos publicado en el blog el 11-9-15. Ahora corregimos algunos errores que había y lo actualizamos.
El notable interés que tiene este capítulo del libro de Blum (igual que el resto del libro), radica en la riqueza de detalles que aporta, siempre fundamentados en fuentes bien documentadas.
La transcripción del texto es nuestra (no existe o no conocemos en castellano una versión digital en Internet, aunque sí en inglés). Hemos respetado la traducción realizada por la editorial cubana; de forma puntual y singular, retocamos la construcción sintáctica en algún párrafo o cambiado alguna palabra del español caribeño al español peninsular, pero esto de forma muy excepcional. 
Las imágenes y negrita son añadidos nuestros para hacer el texto más ameno. Los enlaces del texto lógicamente también son nuestros.
Os recordamos que al final encontraréis el índice del libro y los enlaces a los capítulos ya publicados en este blog.

Referencia documental:
Blum, William: "Chile, 1964-1973. Una hoz y un martillo estampados en Ia frente de tu hijo", capitulo 34 del libro Asesinando la Esperanza. Intervenciones de la CIA y del Ejército de los Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial pp. 250-261. Editorial Oriente, Santiago de Cuba (Cuba), 2005. Original en inglés:  Killing Hope: U.S. Military and CIA Interventions Since World War II, Common Courage Press, 2004.
Fuente de digitalización y correcciones (cítese y manténgase el hipervínculo en caso de reproducción): blog del viejo topo
34. CHILE 1964-1973
Una hoz y un martillo estampados en la frente de tu hijo.

Cuando Salvador Allende, un marxista comprometido, perdió por sólo un 3 % de votos en las elecciones presidenciales chilenas de 1958, EE.UU. decidió que las siguientes elecciones, las de 1964, no podían ser dejadas en las manos de la providencia, o la democracia. Tras instalarse la administración Kennedy en 1964, se creó un comité electoral, compuesto por funcionarios de alto nivel del Departamento de Estado, la CIA y la Casa Blanca. En Santiago se estableció un comité paralelo con gente de la CIA y la Embajada(1)

“La intervención del Gobierno norteamericano en Chile en 1964 fue descarada y casi obscena [dijo un oficial de Inteligencia ubicado en una posición estratégica en aquel momento]. Estábamos metiendo gente a derecha e izquierda, principalmente del Departamento de Estado, pero también de la CIA, con toda clase de fachadas”. En total fueron dedicados unos cien agentes a esta operación (2), que comenzaron a preparar el terreno para la futura elección -según averiguó y reveló un comité del Senado- “mediante el establecimiento de relaciones de trabajo con partidos políticos fundamentales y mediante Ia creación de mecanismos de organización y propaganda que permitieran influir sobre sectores clave de la población”. Fueron emprendidos proyectos “para ayudar a entrenar y organizar anticomunistas" entre los campesinos, habitantes de las barrios pobres, sindicalistas, estudiantes, medios de prensa, etcétera. (3)

Después de canalizar fondos a varios partidos contrarios a la izquierda, el equipo electoral se concentró en un hombre del centro, Eduardo Frei (candidato del Partido Demócrata-Cristiano) como el de mayores probabilidades para impedir el ascenso al poder de Allende. La CIA costeó encubiertamente más de la mitad del costo total de su campaña (4), una de las razones de que la operación total de la Agencia significara una reducción de unos veinte millones de dólares (5) para el Tesoro de EE.UU., mucho más de lo gastado por votante en las campañas de Johnson y Goldwater juntas en ese mismo año. El grueso del dinero fue invertido en propaganda. El comité del Senado lo describió así:
Reforzando el apoyo a los partidos políticos, la CIA montó una campaña de propaganda anticomunista masiva. Se hizo amplio uso de la prensa, radio, películas, panfletos, afiches, volantes, correspondencias, banderolas y graffitis.Fue una “campaña de miedo”, que se basaba sobre todo en las imágenes de tanques soviéticos y pelotones de fusilamiento cubanos e iba dirigida en especial a las mujeres. Cientos de miles de copias de una carta pastoral anticomunista del papa Pío Xl fueron distribuidas por organizaciones demócrata-cristianas. Llevaban un membrete que decía “impresas en forma privada por ciudadanos sin afiliación política a fin sobre todo de ayudar a divulgar su contenido”. “Desinformación” y “propaganda negra” —material que pretendía tener su origen en otra fuente, como por ejemplo el Partido Comunista Chileno- fueron también utilizados.“ (6)
La campaña de miedo jugó con el hecho de que las mujeres en Chile, y en el resto de Latinoamérica, son más religiosas por tradición que los hombres, y más susceptibles a alarmarse ante el espectro del “comunismo impío”. Un spot de radio reproducía el sonido de una ametralladora seguido del grito de una mujer: “¡Han matado a mis hijos! ¡Los comunistas!” El locutor anunciaba entonces: “El comunismo sólo ofrece dolor y sangre. Para que esto no ocurra en Chile debemos elegir como presidente a Eduardo Frei(7).

Otras tácticas se centraban en alertas sobre el control ruso y que los comunistas confiscarían todo lo cercano, querido y sagrado. El informe del comité continuaba:
La campaña de propaganda fue enorme. Durante la primera semana de actividad intensiva (la tercera semana de junio de 1964), un grupo de propaganda financiado por la CIA produjo veinte spots de radio diarios en Santiago en 44 emisoras: noticieros de veinte minutos se transmitían cinco veces al día en tres emisoras santiaguinas y 24 provinciales; miles de caricaturas políticas y muchos anuncios pagados de publicidad. Hacia fines de junio, el grupo producía 24 boletines de noticias diarios en Santiago y las provincias, 26 programas de “comentarios” a la semana y distribuía 3.000 afiches cada día. (8)
En un afiche, que apareció por miles, se mostraban niños con una hoz y un martillo estampados en la frente (9). Los artículos de otras partes de Latinoamérica que apoyaran las líneas políticas de la campaña de la CIA eran recogidos y reproducidos en Chile. Sin duda, muchos de esos artículos habían sido escritos en las estaciones de la Agencia en sus países respectivos. También había opiniones sobre Frei solicitadas a personalidades internacionales famosas, anuncios como el “mensaje de las mujeres de Venezuela” (10) y una emisión de radio vitriólica de Juanita Castro, hermana de Fidel, quien realizaba una gira organizada por la CIA por Sudamérica: “Si los rojos ganan en Chile, no habrá ningún tipo de actividad religiosa [...] Madre chilena, yo sé que no permitirás que te quiten a tus hijos y los envíen al bloque comunista, como pasó en Cuba”, dijo (11).

Otro de los aspectos revelados por el comité fue:
Además de comprar espacios de propaganda, la estación [de la CIA] con frecuencia compró la entidad total mediante subsidios a organizaciones mediáticas de tendencia pro norteamericana [...] En lugar de ubicar textos individuales, la CIA apoyó, o incluso fundó, medios de prensa amigos que no habrían existido sin esta ayuda. Desde 1953 hasta 1970 la estación financió en Chile servicios cablegráficos, revistas para intelectuales y un semanario de derecha. (12)
Un veterano del Departamento de Estado que participó en la campaña recuerda que en uno de los periódicos subsidiados “la composición era magnífica. Las fotografías soberbias. Era un producto estilo Madison Avenue, muy por encima del nivel de las publicaciones chilenas"(13). Lo mismo podría haberse dicho sobre las elecciones como tal. Además de llevar a cabo proyectos de acciones políticas por su cuenta en un número de importantes sectores electorales, la CIA dirigió la campaña demócrata-cristiana siguiendo la línea de las norteamericanas, con registro de votantes, maniobras de anulación de votos y empresas profesionales encargadas de encuestas de opinión pública (14). Como broche de oro, enviaron un especialista en elecciones del personal del alcalde de Chicago, Richard Daley, eminente conocedor y guardián de las elecciones libres (15). Sólo se puede especular sobre cuáles fueron las funciones del hombre de Daley en Chile.

Varios de los programas financiados por la CIA fueron dirigidos por Roger Vekemans, un sacerdote jesuita belga que llegó a Chile en 1957 y fundó una red de organizaciones de acción social, una de las cuales llegó a tener 100 empleados y un presupuesto anual de treinta millones de dólares. Según su propia declaración en 1963, Vekemans recibió cinco millones de la CIA y un monto similar de la AlD para orientar los recursos de sus organizaciones en apoyo a los demócrata-cristianos y Frei, con quien Vekemans tenía estrechas relaciones (16). Los programas del jesuita cumplían la clásica función de canalizar el fervor revolucionario por los caminos reformistas. Los eclesiásticos que trabajaban para la CIA en el Tercer Mundo acostumbraban a participar en la recopilación de información sobre las actividades y actitudes de obreros y campesinos para ubicar a los conflictivos, reclutar a los prospectos prometedores, predicar la doctrina anticomunista, servir de conductos para la entrega de fondos y funcionar como fachada religiosa para diversas operaciones de la Agencia. Vekemans, quien era un anticomunista furioso, fue soldado de primera línea en la lucha de los demócrata-cristianos y la iglesia Católica contra la Teología de la Liberación que ganaba fuerza por entonces entre los sacerdotes más liberales en Latinoamérica, y que conduciría al diálogo histórico entre el marxismo y el cristianismo (17).

La operación tuvo éxito. Más allá de lo esperado, Frei alcanzó el 56 % de los votos contra el 39 % de Allende. La CIA valoró “la campaña de temor anticomunista como la actividad más efectiva emprendida”, destacó el comité del Senado (18)Esta fue la táctica dirigida hacia el sector femenino. Se comprobó que Allende obtuvo 67.000 votos más de los hombres (en Chile hombres y mujeres votan por separado), pero entre las mujeres Frei lo superó en 469.000, lo que atestigua una vez más la notable facilidad con la cual se puede manipular la mente humana en casi todas las sociedades.
La CIA financió una agresiva campaña anticomunista en las elecciones de 1964, destinada a crear un miedo irracional al comunismo. La imagen representa el tipo de viñetas e historias gráficas reproducidas en numerosas revistas y periódicos, haciendo hincapié en esta estrategia del miedo. El "perverso comunismo" se personifica en el cubano revolucionario (izda. de la imagen, caracterizado por su peculiar uniforme y la barba). El discurso gráfico sobre la "amenaza comunista" necesitaba que ésta fuese personificada iconográficamente y que mejor que los revolucionarios cubanos para ello. Esta semántica se amplificaba además en tanto el acento se colocaba en el eje cubano-soviético, convertido en la mayor amenaza para el mundo. El texto de la derecha se lee bien y el de la izquierda es menos legible; pone lo siguiente: "Como los jóvenes de todas partes del mundo, Pepe y su novia, Blanca, solo aspiran a tener libertad para escoger su propia vida y vivir en paz. Pero en muchas partes de nuestro mundo, hoy día, la elección, la paz y la libertad son reemplazadas por la represión, el miedo y el peligro!". La viñeta la hemos tomado del libro Nacionales y gremialistas. El "parto" de la nueva derecha política chilena, 1964-1973, de Verónica Valdivia Ortiz de Zárate, Edit. LOM, Santiago de Chile 2008, pág. 68. Autor de este pie de foto: Vigne.

¿Qué había en Salvador Allende que justificase esta febril campaña? ¿Qué amenaza representaba este hombre contra quien se emplearon los enormes recursos técnicos y económicos del país más poderoso del mundo? El programa de Allende fue descrito por el comité del Senado como la redistribución del ingreso [el 2% de la población recibía el 46% del ingreso nacional] y el rediseño de la economía chilena, comenzando con la nacionalización de las principales industrias, en especial el cobre; una reforma agraria de gran envergadura y la ampliación de las relaciones con los países socialistas y comunistas"(19). De un hombre con ese programa se podía esperar que condujera a su país por un camino independiente de las prioridades de la política exterior norteamericana y de las multinacionales. (Tal como confirmó su período presidencial luego, era también independiente de cualquier otro país)

La ClA es una organización siempre en marcha. Sus actividades encubiertas se realizan día por día en cada país. Entre las elecciones presidenciales de 1964 y 1970, muchos de los programas destinados a fomentar una mentalidad contra la izquierda en diferentes sectores de la población continuaron; muchos de los mecanismos electorales y propagandísticos permanecieron en funciones para apoyar candidatos en las elecciones parlamentarias de 1965 y 1969; en esta última, se dio apoyo financiero a un partido socialista fraccionario para restar votos al Partido Socialista de Allende; según se dice, esto lo privó de siete escaños por lo menos (20).

El comité del Senado describió algunos de los otros proyectos encubiertos emprendidos por la CIA durante este periodo:
  • Luchar por arrebatar a los comunistas el control de las organizaciones estudiantiles universitarias en Chile.
  • Apoyar a un grupo activo de mujeres en la vida intelectual y política de Chile.
  • Combatir la Central Única de Trabajadores Chilenos, dominada por los comunistas, y apoyar los "sindicatos democráticos" (entiéndase anticomunistas).
  • Explotar un grupo de acción cívica como frente de combate contra la influencia comunista dentro de los círculos culturales e intelectuales.
En 1968. al mismo tiempo que la CIA se ocupaba en subvertir sindicatos dominados por el Partido Comunista Chileno, otro comité del Senado de EE.UU. llegaba a la conclusión de que el movimiento obrero latinoamericano había abandonado su perfil revolucionario: "lncluso los sindicatos bajo dominio comunista, en especial los que siguen la línea de Moscú, aceptan ahora de manera general que la vía pacífica es la única alternativa posible"(21).

“No veo por qué necesitamos quedarnos sin hacer nada y contemplar como un país se vuelve comunista debido a la irresponsabilidad de su propia gente"(23). Así habló Henry Kissinger, asesor principal del presidente en materia de seguridad nacional. Era el 27 de junio de 1970, en una reunión del Comité 40 del Consejo de Seguridad Nacional, y la gente irresponsable, según Kissinger, eran los chilenos que, temía, podían finalmente elegir como presidente a Salvador Allende. Estados Unidos no permaneció con las manos cruzadas. En esta reunión se aprobó un aumento de 300.000 dólares a la operación "para estropear” a Allende que ya se llevaba a cabo. La CIA enfocó su artillería pesada de desinformación sobre el electorado chileno con proyectiles como: “Una victoria de Allende significa violencia y represión stalinista” (24). La propaganda negra iba dirigida a debilitar la coalición del candidato izquierdista y sus partidarios sembrando divergencias entre el Partido Comunista y el Socialista, principales integrantes del frente, y entre el Partido Comunista y la Central Única de Trabajadores (25). Sin embargo, el 4 de septiembre Allende ganó con una pluralidad de votos.
Pinochet y Kissinger en 1976, en Santiago de Chile. “No veo por qué necesitamos quedarnos sin hacer nada y contemplar como un país se vuelve comunista debido a la irresponsabilidad de su propia gente", había declarado Kissinger en 1970. Fue el gran ideólogo del golpe de estado fascista, que tuvo en Pinochet el brazo ejecutor guiado por la CIA. Kissinger recibió el Premio Nobel de la Paz en 1973, el año en que tuvo lugar el golpe militar en Chile que se saldó con más de 40.000 personas asesinadas (cifras oficiales, aunque otras fuentes elevan la cifra por encima de las 100.000 personas).

El 24 de octubre, el Congreso chileno debía reunirse para escoger entre el candidato ganador y el del conservador Partido Nacional, Jorge Alessandri, que había quedado segundo. Por tradición era seguro que Allende se convertiría en presidente. Estados Unidos tenia siete semanas para evitar su toma del poder. El 15 de septiembre el presidente Nixon se reunió con Kissinger, el director de la CIA Richard Helms y el fiscal general John Mitchell. Las notas de Helms se han vuelto famosas: “Una oportunidad entre 10 quizás, pero ¡salven a Chile!”, “no se preocupen por los riesgos existentes", “diez millones disponibles, más si es necesario", “hagan chillar a la economia”.  (26)

El Comité 40 autorizó fondos para sobornar a congresistas chilenos para votar por Alessandri (27), pero esto se dejó pronto de lado como impracticable y, bajo la presión de Nixon, los esfuerzos se concentraron en inducir a los militares a llevar a cabo un golpe y cancelar el voto del Congreso (28). Al mismo tiempo, Nixon y Kissinger dejaron claro a la CIA que no se tomaría a mal el asesinato de Allende. Un documento de la Casa Blanca sobre las opciones para considerar analizaba diversas formas en que esto podía realizarse (29).

Se inició una nueva campaña de propaganda en Chile dirigida a los militares, entre otros, para convencerlos de la catástrofe que sobrevendria a la nación si Allende llegaba a la presidenciaAdemás de las historias usuales de horrores comunistas, se hizo saber que se retiraría la ayuda norteamericana e internacional en generalesto fue acompañado de rumores y predicciones acerca de la nacionalización de toda empresa, incluidos los pequeños negocios, y el consiguiente colapso de la economía. La campaña de hecho afectó seriamente a la economía chilena y se produjo un pánico financiero (30)En privado los altos militares chilenos fueron advertidos de que se detendría la ayuda militar si Allende tomaba el poder (31).

Durante este periodo, según la CIA, se dieron a conocer más de setecientos artículos, transmisiones, editoriales, etc, en los medios latinoamericanos y europeos como resultado de la actividad directa de la Agencia. Esto es aparte de las historias “reales” de los medios inspiradas en las falsas. Además, periodistas en la nómina de la CIA, llegaron a Chile provenientes de al menos diez países para reforzar su material con la credibilidad de reportar desde el lugar de los hechos (32).

El fragmento siguiente de un cable de la CIA del 25 de septiembre de 1970 ofrece algunas indicaciones sobre el rango de tales operaciones mediáticas:
"Sao Paulo, Tegucigalpa, Buenos Aires, Lima, Montevideo, Bogotá, México informan la retransmisión continua de los materiales sobre el tema de Chile. También se reproducen estos elementos en el New York Times y el Washington Post. Las actividades de propaganda continúan dando una buena cobertura del desarrollo en Chile bajo nuestra orientación” (33).
La CIA también dio informes “internos” a periodistas norteamericanos sobre la situación en Chile. Uno de ellos ilustró a la revista Time sobre la intención de Allende de apoyar la violencia y destruir la prensa libre de Chile. Esto, señaló el informe del Senado antes referido, “trajo como resultado un cambio en el enfoque esencial” de la historia en la revista (34).

Cuando Allende criticó al principal periódico conservador, El Mercurio (fuertemente financiado por la CIA), la Agencia “orquestó cables de apoyo y protesta por parte de periódicos extranjeros, una declaración de protesta de una asociación internacional de prensa y cobertura mundial para la misma“ (35)Un cable enviado desde el alto mando de la CIA a Santiago el 19 de octubre expresaba la preocupación de que el golpe no tenía aún “ni pretexto ni justificación que pueda ofrecer para hacerlo aceptable en Chile o Latinoamérica. Parece necesario por tanto crear uno para servir de sostén a la proclamación [de los militares] de la necesidad del golpe para salvar a Chile del comunismo“. Una de las sugerencias que se daba era la fabricación de: “Evidencias firmes de que los cubanos planearon reorganizar todos los servicios de inteligencia en el molde cubano-soviético y así crear la estructura de un estado policial [...] Con los apropiados contactos militares se puede determinar cómo ‘descubrir’ el informe de inteligencia que podría ser plantado durante asaltos previstos por los carabineros [policía chilena]” (36).

Mientras tanto la Agencia mantenía activas consultas con varios oficiales chilenos que eran receptivos a la idea del golpe (la dificultad para encontrarlos fue descrita por la CIA como un problema de vencer la “inercia apolítica y constitucional de los militares chilenos”) (37). Les aseguraron que EE.UU. les darían apoyo total excepto en cuanto a la participación directa. El obstáculo inmediato que encontraron fue la decidida oposición del jefe del Ejército, René Schneider, quien insistió en que se siguiera el proceso constitucional. Debía ser eliminado.

En la mañana del 22 de octubre la CIA entregó ametralladoras “limpias” y municiones a algunos de los conspiradores (antes les habían entregado gas lacrimógeno). Ese mismo día, Schneider fue mortalmente herido en un intento de “secuestro” cuando se dirigía a su trabajo. La estación CIA en Santiago cablegrafió a sus jefes que el general había sido herido con el mismo tipo de armas que habían entregado a los conspiradores, aunque más tarde la Agencia declaró al Senado que los asesinos reales eran personas distintas. (38)

El asesinato no sirvió para los propósitos buscados. Sólo inflamó al ejército en torno a la bandera del constitucionalismo y ya quedaba poco tiempo. Dos días después, Allende fue confirmado por el Congreso chileno. El 3 de noviembre asumió el poder. 

La escena estaba lista para el choque entre dos experimentos. Uno era el “socialista” de Allende dirigido a sacar a Chile del pantano de la dependencia y el subdesarrollo. El otro era, para expresarlo con las palabras del director de la CIA William Colby, “un prototipo o experimento de laboratorio para evaluar las técnicas de fuertes inversiones financieras para desacreditar y echar abajo a un gobierno" (39).

Aunque hubo algunos rasgos individuales en este experimento que fueron únicos para la CIA, en su conjunto fue tal vez la intervención más variada que emprendió EE.UU. en todos los tiemposDurante el proceso se incorporó una nueva palabra al lenguaje cotidiano: desestabilización.

“No se permitirá que llegue ni un tornillo ni una tuerca a Chile bajo Allende”había advertido el entonces embajador Edward Korry antes de la confirmación del presidente chileno (40)La economía del país, en extremo dependiente de EE. UU., era el punto débil, fácil para golpear. Durante los siguientes tres años los nuevos programas de asistencia gubernamental estadounidense a Chile disminuyeron hasta casi desaparecer; de manera similar ocurrió con los préstamos del Banco de Exportaciones e Importaciones (norteamericano) y del Banco de Desarrollo Iberoamericano, en el que EE.UU. tenía un poder de decisión equivalente al veto. Por su parte. el Banco Mundial no efectuó nuevos préstamos a Chile entre 1971 y 1973. La asistencia financiera gubernamental y las garantías a las inversiones privadas norteamericanas fueron cortadas abruptamente y se dio la orden a las empresas yanquis de apretar la soga económica (41).

Este boicot se tradujo en situaciones como los numerosos autobuses y taxis fuera de servicio en Chile, debido a la falta de piezas de repuesto, y lo mismo ocurría en las industrias del cobre, acero, electricidad y petróleo. Los suministradores norteamericanos se negaban a vender las refacciones necesarias a pesar de que Chile ofrecía pagar en efectivo y por adelantado (42).

La multinacional ITT, que no necesitaba que le indicaran qué hacer, declaró en un memorándum en 1970: "Una esperanza mas realista entre aquellos que quieren bloquear a Allende es que el paulatino deterioro de la economía evitará una ola de violencia que conduzca a un golpe militar" (43).

En medio de esto, y en contra de lo anunciado ante, se incrementó la ayuda militar durante 1972 y 1973, al igual que el número de militares chilenos entrenados en EE.UU. y Panamá (44)El gobierno de Allende, atrapado entre la espada y la pared, no se atrevió a rechazar esta "ayuda" por temor a buscarse el el antagonismo de los jefes militares.

Quizás nada produjo mayor descontento en la población que las escaseces, las pequeñas molestias diarias cuando no se podía conseguir un alimento favorito, o faltaba la harina, o el aceite de cocina, o el papel higiénico, las sábanas, el jabón, o una pieza de repuesto del televisor o del coche, o cuando un adicto no podía encontrar cigarrillos. Algunas de estas carencias eran resultado del momento de transición que vivía el país: empresas privadas que pasaban al control estatal, experimentos en centros bajo control de los trabajadores, pero esto era de poca monta en comparación con el efecto de la supresión de la ayuda y las prácticas de las omnipresentes corporaciones norteamericanas. Muy ilustrativas eran también las dilatadas huelgas mantenidas por largo tiempo gracias al apoyo financiero de la CIA (45).

En octubre del 1972, por ejemplo, una asociación de camioneros privados instituyó un cese de operaciones dirigido a interrumpir el flujo de alimentos y otros artículos importantes, incluidos periódicos pro gubernamentales (la sutileza no estaba a la orden del día en este país ultrapolarizado). La consecuencia de este paro fue el cierre de tiendas y cuando volvieron a abrirse, en muchas de ellas no aparecieron determinados productos, como los cigarrillos, retenidos por sus dueños para venderlos a mayor precio en el mercado negro. Luego la mayoría de las compañías privadas de autobuses dejaron de operar y, para coronar todo, numerosos profesionales y empleados de “cuello blanco", en su mayoría opositores al Gobierno, abandonaron el país con o sin ayuda de la CIA.

Buena parte de esta campaña estuvo dirigida a agotar la paciencia del público y a convencerlo de que “el socialismo no podía funcionar en Chile“. Sin embargo, se habían producido peores carencias antes del gobierno de Allende para una parte de la población: escasez de comida, de vivienda, de servicios de salud y de educación, por ejemplo. Al menos la mitad de la población había sufrido de desnutrición; Allende, médico de profesión, explicó su programa de leche gratuita a los niños señalando: “Hoy en Chile tenemos más de 600.000 niños con retraso mental porque no se nutren de la manera adecuada en los primeros ocho meses de vida, porque no reciben las proteínas necesarias"(46).

La ayuda financiera no era el único recurso empleado por la CIA en los casos de paro. Más de cien miembros de las asociaciones profesionales chilenas y gremios de empleados eran graduados de las escuelas del Instituto Americano para el Desarrollo del Trabajo Libre en Front Royal, Virginia. El IADTL, la principal organización laboral latinoamericana de la CIA, también ayudó a crear una nueva asociación profesional en mayo de 1971: la Confederación de Profesionales Chilenos. Los especialistas del IADTL tenían más de una década de experiencia en el arte de promover la agitación económica (o en mantener a los trabajadores sometidos si la ocasión lo requería) (47).

Los mercaderes de la propaganda de la Agencia sacaban provecho de la falta de productos y el desorden y los agravaban al instigar el acaparamiento. Todas estas técnicas se veían facilitadas por la casi ilimitada libertad de prensa: titulares y artículos difundian rumores acerca de cualquier cosa, desde nacionalizaciones hasta comida en mal estado y aguas contaminadas: "¡Caos económico! ¡Chile al borde del abismol", se leía en grandes titulares de un periódico; se anunciaba el fantasma de la guerra civil, cuando no se le invocaba de hecho; artículos alarmistas que en cualquier otra parte del mundo habrían sido considerados sediciosos: lo peor de los tabloides londinenses o del National Enquirer de EE. UU. parecería en comparación tan inocentes como una revista de odontologia (48). En respuesta a esto, en unas pocas ocasiones el Gobierno cerró durante un breve período de tiempo algún periódico o alguna revista, tanto de izquierdas como de derechas, por poner en peligro la seguridad (49).

El apoyo rutinario de la CIA a la oposición política fue ampliado para incluir la organización de extrema derecha Patria y Libertad, de la que se dice que la CIA ayudó a formar y cuyos miembros la Agencia entrenó en guerra del guerrillas y técnicas de explosivos en escuelas en Bolivia y en Los Fresnos, Texas. Patria y Libertad realizaba asaltos y motines, en reiteradas provocaciones y actos de violencia, y sus publicacionesllamaban abiertamente a la realización de un golpe militar (50).

La CIA se dedicó a cortejar al ejército con este mismo fin. Ofrecer equipamiento militar implicaba la presencia normal de asesores norteamericanos y la oportunidad y para estos de trabajar cerca de los chilenos. Desde l969 la Agencia había ido reclutando "efectivos de Inteligencia" en las tres ramas de las fuerzas armadas, y esto incluía “oficiales a nivel de comandancia, de compañía, oficiales retirados y soldados". Al emplear su mezcla acostumbrada de información real y fabricada, junto con documentos falsificados, la CIA se las arregló para mantener a estos militares “en estado de alerta". Una manera era convencerlos de que la unidad de investigaciones de la policía estaba actuando en coordinación con la Inteligencia cubana para reunir información perjudicial para el alto mando del ejército, por supuesto con la aprobación de Allende (51).

Los periódicos financiados por la CIA en Santiago, en particular El Mercurio, a menudo se concentraban en el empeño de influir sobre los militares. Hablaban de intrigas comunistas para dispersar o destruir las fuerzas armadas, planes soviéticos de establecer una base de submarinos en Chile, el interés de Corea del Norte de construir una base de entrenamiento, y así por el estilo. Los artículos promovían el odio hacia el Gobierno entre los soldados y, en algunas ocasiones, se publicaban columnas enteras destinadas a cambiar la opinión de un oficial particular, en otro caso la opinión de la esposa de un oficial (52). La Agencia también subsidió un número de libros y otros tipos de publicaciones en Chile. Uno era un boletín anti gubernamental de corta vida destinado a los militares (53). Más tarde se hizo uso del semanario político y humorístico, Sepa, con los mismos objetivos. La cubierta del 20 de marzo de 1973 decía en el titular: “Robert Moss. Una receta inglesa para Chile: el control militar”. Moss era identificado como un sociólogo británico. Una descripción más apropiada habría sido que era un especialista en “noticias” asociado con conocidos medios de prensa de la CIA. Uno de estos: el Forum World Features de Londres (ver capitulo de Europa occidental) publicó el libro de Moss, El experimento marxista de Chile, en 1973, que la junta hizo circular ampliamente para justificar su golpe (54)Moss estaba asociado con un tanque pensante financiado por la Agencia en Santiago que tenía el muy inocuo nombre de Instituto de Estudios Generales. El lEG, entre otras actividades, realizaba seminarios para los oficiales chilenos en los que se explicaba en términos técnicos, apolíticos, por qué Allende era un desastre para la economía y por qué un sistema de liberalización del mercado ofrecía una solución a los males chilenos. No hay forma de medir hasta qué punto tales charlas influyeron en las futuras acciones de los militares, aunque tras el golpe la junta nombró a varios de los especialistas del IEG en cargos del Gobierno (55).

Mientras tanto la Estación de la CIA en Santiago estaba reuniendo la información necesaria para el momento del golpe: "listas de personas que se debían arrestar, instalaciones civiles clave y personal necesitado de protección, principales instalaciones del gobierno que se debían tomar y los planes de emergencia que el gobierno podría utilizar en caso de un alzamiento militar” (56). Más tarde aseguraron que esta información nunca fue entregada a los militares chilenos, algo que no suena muy probable. Debe destacarse que en los días que siguieron al golpe, el ejército fue directamente a las casas de muchos norteamericanos y otros extranjeros residentes en Santiago que eran simpatizantes de Allende (57)Los planes de emergencia del Gobierno fueron obtenidos supuestamente a través de sus agentes infiltrados en los numerosos partidos que integraban la coalición de Unidad Popular de Allende. Agentes situados en los niveles más altos del propio Partido Socialista fueron “pagados para cometer errores en su trabajo" (58). En Washington el robo era una de las tácticas empleadas por la Agencia para obtener documentos; varios fueron sustraídos de las casas de empleados de la Embajada chilena, y la misma Embajada, en la cual se habían instalado micrófonos desde hacía algún tiempo, fue allanada en mayo de ¡972 por varios de los mismos hombres que al mes siguiente escenificaron el escándalo de Watergate (59).

En marzo de 1973, la Unidad Popular ganó con cerca del 44 % del voto en las elecciones parlamentarias, frente al 36 % obtenido en 1970. Se dijo que era el mayor incremento que un partido en el Gobierno había alcanzado en Chile después de estar en el poder por más de dos años. Los partidos de oposición habían expresado públicamente su optimismo en cuanto a ganar las dos terceras partes de los escaños y poder así bloquear a Allende. Ahora se enfrentaban a otros tres años bajo su autoridad y con la perspectiva de no poder impedir, a pesar de sus esfuerzos, el crecimiento aún mayor de su popularidad. 

Durante la primavera y el verano el proceso de desestabilización elevó sus proporciones. Hubo toda una serie de demostraciones y paros, con uno todavía más prolongado de los camioneros. La revista Time reportó: “Mientras la mayoría del pais sobrevive con raciones exiguas, los camioneros parecen estar bien preparados para mantenerse por mucho tiempo”. Un periodista preguntó a un grupo de ellos queacampaban y consumían "una abundante comida colectiva de carne, vegetales, vino y empanadas", de dónde obtenían el dinero para ello. “De la CIA", le respondieron entre risas (60).

También se hicieron cotidianos los sabotajes y la violencia, incluidos los asesinatos. En junio se realizó un frustrado ataque contra el Palacio Presidencial por parte de los miembros de Patria y Libertad y algunos militares. En septiembre el ejército se impuso. “Está claro que la CIA recibió durante los meses de julio, agosto y septiembre informes de inteligencia acerca de los planes del golpe por el grupo que realizó el mismo de manera exitosa el 11 de septiembre de 1973” (61), dijo el comité investigador del Senado. 

El papel de EE. UU. en ese día decisivo está hecho de sombra y sustancia. El golpe comenzó en el puerto de Valparaíso con el envío de tropas de la Marina chilena hacia Santiago mientras los barcos norteamericanos se mantenían a la vista desde la costa, en apariencia para participar en maniobras conjuntas con los chilenos. Los barcos estadounidenses permanecieron fuera de las aguas territoriales, pero en estado de alerta. Un avión WB-575 —un sistema de control de comunicaciones desde el aire-— piloteado por oficiales de la Fuerza Aérea norteamericana, patrullaba el cielo chileno. Al mismo tiempo aviones de observación y de combate de EE.UU. aterrizaban en la base estadounidense de Mendoza, Argentina, no lejos de la frontera con Chile (62).

En Valparaíso, mientras los oficiales norteamericanos se encontraban con sus homólogos chilenos, un joven estadounidense, Charles Horman, que vivía en Santiago y quedó varado cerca de Valparaíso por el golpe, tuvo la oportunidad de conversar con varios compatriotas, tanto civiles como militares, recién llegados. Un ingeniero naval retirado le dijo: "Vinimos a cumplir una tarea y ya está hecha”. Uno o dos militares también le dieron indicios que no debían haber revelado. Pocos días después Horman fue arrestado en su residencia en la capital. Sabían donde encontrarlo y nunca se le ha vuelto a ver (63).

Joyce y Charles Horman en 1971. El periodista estadounidense Charles Horman fue una de las primeras víctimas del golpe militar. Había destacado por denunciar la intervención de la CIA y había recogido testimonios directos de militares americanos que probaban su participación en el golpe. Su desaparición inspiró años más tarde la película "Missing" (1982), del griego Constantin Costa Gavras, con Jack Lemmon y Sissy Spacek como protagonistas. Hoy en día sabemos que Horman fue torturado y asesinado a balazos en el Estadio Nacional de Santiago, convertido en un macabro campo de concentración. Ver artículo en aporrea.org 

Así se llevó a cabo el cierre del país al mundo exterior durante toda una semana, mientras los tanques rodaban por las calles y los soldados derribaban las puertas; los estadios resonaron con los estampidos de las ejecuciones y los cuerpos se apilaron en las aceras y flotaron en los ríos; se abrieron centros de tortura, se arrojaron al fuego los libros subversivos; los soldados rasgaban los pantalones de las mujeres gritando: “¡En Chile las mujeres usan vestidos!"; los pobres regresaron a su estado natural y los hombres mundanos en Washington y en los salones de las finanzas internacionales abrieron sus chequeras.

Un año después,el presidente Gerald Ford se sintió obligado a declarar que lo que Estados Unidos había hecho en Chile había sido "en el mejor interés del pueblo chileno y ciertamente no en interés nuestro" (64). Lo que EE.UU. había hecho en Chile, pensaba Ford, o al menos eso dijo, "fue ayudar y asistir en la preservación de los periódicos y medios electrónicos de la oposición y preservar los partidos políticos de oposición" (65). Los periodistas presenten fueron lo bastante amables como para no preguntar a Ford qué pensaba de la junta chilena que había prohibido toda forma, tipo o medio de oposición. Por supuesto que era algo obligado que otros funcionarios y congresistas afirmaran que las acciones de EE.UU. en Chile tuvieron por objeto repeler la amenaza soviética al hemisferio occidental. Pero el comportamiento soviético con relación al gobierno de Allende simplemente no justificaba tal hipótesis; los informes de inteligencia norteamericanos confirman que "los acercamientos soviéticos hacia Allende se caracterizan por la cautela y la restricción", "los soviéticos desean evadir otro compromiso al estilo cubano", los rusos "recomiendan a Allende que arregle sus relaciones con EE.UU. [...] para aliviar la tensión entre los dos países" (66).

Un estudio de la CIA del 7 de septiembre de 1970, tres días después de la victoria electoral dé Allende, concluía:
  • 1.- EE. UU. no tiene intereses vitales dentro de Chile. Habría, sin embargo, pérdidas económicas tangibles. 
  • 2.- El equilibrio del poder militar en el mundo no se alteraría de manera significativa por el gobierno de Allende. 
  • 3.- No obstante, una victoria de Allende sí crearía costos políticos y psicológicos considerables: 
  •     A) La cohesión hemisférica se vería amenazada por el desafío que el gobierno de Allende implicaría para la OEA y por las reacciones que crearía en otros países. 
  •     B) Una victoria de Allende representaría un retroceso psicológico definido para EE.UU. y un avance psicológico definido para los ideales marxistas. (67)
Las pérdidas económicas tangibles se referían posiblemente a la esperada nacionalización de las compañías mineras norteamericanas. Esto ocurrió y no se pagó compensación alguna por la Unidad Popular que calculó que las compañías le debían dinero a Chile a causa de sus "ganancias excesivas". Las reacciones que crearía en otros países no pueden significar otra cosa sino que los pueblos de otros países podrían sentirse inspirados a considerar sus propias soluciones socialistas a los problemas económicos y sociales que los aquejan. El Chile de Allende podría convertirse de esta forma en ese fantasma que recorría los pasillos de Washington: un ejemplo exitoso de alternativa al modelo capitalista.

Washington no reconoce otra herejía en el Tercer Mundo aparte de la independencia. En el caso de Salvador Allende la independencia traía un atuendo especialmente provocativo: un marxista electo constitucionalmente que continuó honrando la Constitución. Esto no podía pasar. Iba contras las bases mismas contra las que se ha edificado la torre del anticomunismo: la doctrina cultivada penosamente durante décadas de que los "comunistas" se apoderan del poder mediante la fuerza y el engaño, y se mantienen en él mediante el terror y el lavado de cerebros. Sólo podía haber una cosa peor que un marxista en el poder: un marxista electo en el poder.



Referencia documental y notas
Orginal en ingles: William Blum, Killing Hope: U.S. Military and CIA Interventions Since World War II, Common Courage Press, 2004.
Traducción y edición en castellano: William Blum, Asesinando La Esperanza, Editorial Oriente, Santiago de Cuba (Cuba), 2005.
Fuente de esta transcripción y digitalización (cítese y manténgase el hipervínculo): blog del viejo topo.

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Notas del capítulo

(1) Covert Action in Chile, 1963-1973, Informe al Comité Selecto del Senado para el Estudio de Operaciones Gubernamentales con respecto a Actividades de Inteligencia, 18 de diciembre de 1975, p. 16. En adelante lo llamaremos Informe del Senado. 
(2) Washington Post, 6 de abril de 1973.
(3) Informe del Senado, pp. 14, 18.
(4) Ibíd, p. 9.
(5) Washington Post, 6 de abril de 1973.
(6) Informe del Senado, p. 15. 
(7) Paul E. Sigmund: The Overthrow of Allende and the Politics of Chile 1964-1976. University  of Pittsburgh Press, 1977, p. 297.
(8) Informe del Senado, pp. 15, 16.
(9) Sigmund, p. 34. 
(10) Informe del Senado, p. 16.
(11) Sigmund, p. 35; Philip Agee: Inside the Company: CIA Diary. New York, 1975, p. 387; Miles Wolpin:Cuban Foreign Policy and Chilean Politics. Lexington, Mass., l972, pp. 88, 176.
(12) Informe del Senado, p. 8.
(13) Washington Post, 6 de abril de 1973.
(14) Informe del Senado, pp. 9, 16; Wolpin, pp. 175, 372.
(15) David Wise: The Politics of Lying. New York, 1973, pp. 167-168. 
(16) Revista Time, 11 de agosto de 1975, edición europea, p. 47.
(17) Penny Lernoux: Cry of the People: The Struggle for Human Rights in Latin America-The Catholic Church in Conflict with U.S. Policy. Penguin Books, Londres, 1982, pp. 25-29.
(18) Informe del Senado, p. 16.
(19) Ibíd., p. 5.
(20) Ibíd., p. 18.
(21) Ibíd., p. 9.
(22) Survey of the Alliance for Progress: Labor Policies and Programs, Informe del Subcomité sobre Asuntos de las Repúblicas Americanas del Comité del Senado sobre Relaciones Exteriores, 15 de julio de 1968, p. 3. 
(23) Newsweek, 23 de septiembre de 1974, pp. 51-52, entre muchos otros textos donde puede hallarse este comentario ahora famoso. 
(24) Informe del Senado, p. 21.
(25) Ibíd., pp. 21-22.
(26) Interim Report: Alleged Assassination Plots Involving Foreign Leaders, Informe del Comité Selecto del Senado para el Estudio de Operaciones Gubernamentales con respecto a Actividades de Inteligencia, 20 de noviembre de 1975, p. 227: En lo adelante lo llamaremos Assassination Report.
(27) Informe del Senado, p. 24.
(28) Assassination Reportpassim; Informe del Senado, p. 23. 
(29) Seymour Hersh: Kissinger: The Price of Power. Londres, 1983, pp. 259, 274, 292.
(30) Informe del Senado, pp. 23, 25. ; Hersh, p. 273.
(31) Informe del Senado, pp. 26, 37.
(32) Ibíd., pp. 24, 25.
(33) Foreign and Military Intelligence. Libro 1, Informe Final del Comité Selecto del Senado para el Estudio de Operaciones Gubernamentales con respecto a Actividades de Inteligencia, abril de 1976, p. 200
(34) Washington Post, 5 de enero de 1978; Informe del Senado, p. 25.
(35) Informe del Senado, p. 24.
(36) Assassination Report, p. 234.
(37) Ibíd., p. 240.
(38) Ibíd., pp. 226, 245, 252 y otras; para otra descripción general del período entre el 4 de septiembre y el 24 de octubre de 1970, ver Hersh, capítulos 21 y 22.
(39) The Sunday Times, Londres, 27 de octubre de 1974, p. 15, se refiere al testimonio secreto de Colby ante un comité del Congreso el 22 de abril de 1974. Ver el New York Times, del 8 de septiembre de 1974, p. 1, para una paráfrasis de la declaración de Colby.
(40) Informe del Senado, p. 33.
(41) Casi todos los libros que tratan sobre Chile bajo Allende tocan el boicot económico en detalle. Ver, entre otros, Edward Boorstein: Allende 's Chile: An Inside View. New York, 1977; y James Petras y Morris H. Morley: How Allende Fell. Reino Unido, 1974. 
(42) Adam Schesch y Patricia Garrett: "The Case of Chile", en Howard Frazier, ed.: Uncloaking the CIA. The Free Press/Macmillan, New York, 1978, p. 38; Informe del Senado,pp. 32-33. 
(43) The Sunday Times, Londres, 27 de octubre de 1974, p. 16. 
(44) Schesch y Garrett, p. 48; Informe del Senado, pp. 37-38. 
(45) Time, 30 de septiembre de 1974; Informe del Senado, p. 31; New York Times, 21 de septiembre de 1974, p. 12. 
(46) John Dinges y Saul Landau: Assassination on Embassy Row. Londres, 1981, p. 43. 
(47) Sobre el IADTL ver Fred Hirsch: An Analisis of our AFL-CIO Role in Latin America. San José, California, 1974, passimNACLA 's Latin America and Empire Report, octubre de 1973, p. 11; The Sunday Times, Londres, 27 de octubre de 1974, pp. 15, 16; Hortensia Bussi: "The Facts about Chile", en Frazier: op. cit., p. 60.
(48) Observado por el propio autor durante su estancia en Chile entre agosto de 1972 y abril de 1973.
(49) Una de las publicaciones clausuradas durante el estado de emergencia que se declaró tras un abortado golpe militar en junio de 1973, fue Punto Final, una de las revistas realizadas por el ala izquierda del propio Partido Socialista de Allende.
(50) Informe del Senado, p. 31; Hortensia Bussi, pp. 60, 63; la escuela sobre explosivos en Los Fresnos aparece descrita en la sección de Uruguay.
(51) Informe del Senado, pp. 36-38.
(52) Ellen Ray y Hill Schaap: “Massive Destabilization in Jamaica”, en Covert Action Information Bulletin, Washington, D.C., agosto-septiembre de 1980, p. 8; Fred Landis: “Robert Moss, Amaud de Borchgrave and Right-Wing Disinformation”, en ibíd., p. 42 (Landis era un consultor del comité del Senado que elaboró los informes citados en esta sección).
(53) Landis, p. 42; Informe del Senado, p. 39.
(54) The Guardian, Londres, 20 de diciembre de 1976, p. 9; Landis, pp. 37-44.
(55) Landis, pp. 38-39; Informe del Senado, p. 30 (hace referencia a “una organización investigativa de oposición”); Daily Mail, Londres, 22 de diciembre de 1976, p. 6.
(56) Informe del Senado, p. 38. 
(57) Se han publicado varios relatos, además de los testimonios de norteamericanos y otros extranjeros conocidos por el autor que se encontraban en Santiago en el momento del golpe. 
(58) Revista Time, 30 de septiembre de 1974. 
(59) Victor Marchetti y John Marks: The CIA and the Cult of Intelligence. New York, 1975, p. 43; Dinges y Landau, p. 50; Hersh, p. 333. 
(60) Time, 24 de septiembre de 1973, p. 46.
(61) Informe del Senado, p. 39.
(62) Hortensia Bussi, p. 64; añade que los pilotos del avión WB-575 eran los mayores V. Dueñas y T. Schull. 
(63) Thomas Hauser: The Execution of Charles Harman. New York, 1978, capítulos 9 y 10; se trata del libro en el cual se basó la película Missing (del director Costa Gavras).
(64) New York Times, l7 de septiembre de 1974, p. 22. 
(65) Ibíd.
(66) Informe del Senado, p. 47; Washington Post, 21 de octubre de 1973, p. C (67)Assassination Report, p. 229. 

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